El aburrimiento no es el enemigo, sino un gran aliado para alimentar la creatividad
El aburrimiento tiene mala fama. Parece que hay que evitarlo, que si una niña o un niño se aburre, alguien está fallando. Pero la realidad es justo lo contrario.
Parece que si una criatura se aburre, alguien está fallando. Que si no hay una actividad lista, un vídeo preparado o un juguete que parpadee y haga ruido, estamos desaprovechando el tiempo.
Pero resulta que el aburrimiento no es el enemigo. Todo lo contrario.
Cuando una niña o un niño se aburre, su mente empieza a buscar algo que hacer.
Y ahí es donde empieza la magia.
Porque de la nada surgen castillos de almohadas, mapas del tesoro escondido y civilizaciones construidas con trozos de papel y tapones de botella.
La imaginación necesita espacio para respirar. Y el aburrimiento es un pulmón enorme.
El problema es que muchas veces, como personas adultas, nos da miedo ese espacio vacío.
Nos parece que hay que llenarlo de inmediato, que si no proponemos algo estructurado, alguien se va a frustrar.
Y claro, al final, lo que aprendemos es que el aburrimiento hay que evitarlo a toda costa.
Pero no es así. No solo porque el aburrimiento fomenta la creatividad, sino porque también ayuda a entrenar la autonomía, la capacidad de resolver problemas y la paciencia.
Entonces, ¿qué podemos hacer para no caer en la trampa de llenarlo todo?
Primero, resiste la tentación de intervenir demasiado rápido. No pasa nada si tu peque se aburre un rato. Es más, es necesario.
Segundo, deja a mano materiales, no respuestas. Cajas, botones, telas, cuerdas, papeles, pinturas, libros, piezas de construcción…. No hace falta que expliques qué hacer con eso. Solo, deja recursos accesibles.
Y tercero, haz del aburrimiento una rutina. Un ratito al día sin pantallas, sin instrucciones, sin gente grande organizando nada. Que sea un tiempo y un espacio donde se pueda jugar sin guion.
Si queremos que la creatividad crezca, necesitamos darle aire. Y a veces, eso significa hacerle un hueco al aburrimiento en la agenda.
Pero, ojo. Desde mi experiencia, te advierto una cosa. Al principio puede ser duro. Pero no cedas.
Si te insisten con el típico
“¡me abuuuuurroooo!”
responde con una frase que asumirás como un mantra, como, por ejemplo,
“ah, se siente, el aburrimiento estimula la creatividad”.
Si lo dices en plan cantarín, mejor.
Que puedes inventarte otro mantra, yo comparto el mío, el que me ha funcionado.
Sé fuerte. Resiste. Persevera.
No tardarás mucho en ver los resultados.
Con cariño,
Eva María
El aburrimiento es el gran maestro de la creatividad, ese que te pone incómoda y te empuja a crear.
El aburrimiento es un buen amigo de la creación