La imaginación no es un lujo. Es supervivencia emocional
¿Y si te dijera que la imaginación no es solo cosa de juegos? ¿Y si resultara que es, en realidad, una de las herramientas más potentes que tienen tus peques para entender el mundo?
La lista de habilidades importantes en la infancia suele estar bastante clara: hablar, leer, escribir, sumar…
Que sí, que todas ellas son necesarias, por supuesto. Pero hay una que, a menudo, pasa desapercibida. Y no debería.
Una que lo sostiene todo.
Es la imaginación.
Sí, sí. La misma que muchas veces se trata como un extra opcional. Como si fuera un adorno. Un entretenimiento para cuando ya han hecho “lo importante”.
Pues no.
La imaginación no es un lujo, es supervivencia emocional.
Y no es una frase bonita para enmarcarla en Pinterest, en Instagram o en la red social con la que pierdas el tiempo.
Es una realidad que vivimos a diario quienes acompañamos a peques en sus procesos de crecimiento y aprendizaje.
La imaginación permite crear escenarios, jugar a que todo va bien cuando no va tan bien, inventarse un refugio, procesar lo que no se puede decir en voz alta, darle forma a lo que duele para poder entenderlo.
La imaginación es la puerta de entrada a otras maneras de estar en el mundo.
Y, ojo, que también es la que permite encontrar soluciones donde solo había paredes, pensar más allá de lo evidente, salir de los bucles mentales.
Hoy quería recordarte esto:
Cuando tu peque inventa una historia, dibuja algo imposible o juega con normas propias, no está perdiendo el tiempo. Está entrenando recursos para sostenerse.
Y cuanto más espacio damos a esa imaginación —sin juicios, sin prisas, sin expectativas—, más se expande su capacidad de cuidarse a sí misma.
Porque la imaginación también sirve para eso: para protegernos del miedo, del aburrimiento, de la incertidumbre y de muchas cosas que no sabemos nombrar.
Así que, la próxima vez que veas a tu criaturita en su mundo inventado, no pienses que está desconectada de la realidad. Puede que esté haciendo justo lo contrario: conectando consigo mism@ de la forma más pura y más potente que existe.
Con cariño,
Eva María