Por qué la imaginación es la habilidad más importante en la infancia (un recordatorio, por si todavía tienes dudas)
Hay habilidades que parecen (y son) prioritarias en la infancia: hablar, leer, escribir, sumar... pero hay una que suele pasar desapercibida y que, en realidad, lo sostiene todo. TO-DO.
Lo sabes, la imaginación es super importante para tus peques. Pero, ¿hasta qué punto?
¿Se trata solo de un "extra" divertido? ¿O es algo más?
Si has leído las ediciones anteriores, seguro que no te sorprenderá la respuesta:
Importante y fundamental, no. ¡Lo siguiente!
Si tuviera que elegir una habilidad que lo atraviesa todo en la infancia, sería la imaginación.
Llámalo creatividad si te gusta más. A mí, ahora, me apetece llamarlo imaginación.
¿Por qué?
Si nos ponemos técnicos, porque la imaginación es algo abstracto que ocurre a nivel del pensamiento, y la creatividad es algo más práctico que se representa en cosas tangibles.
¡Bah! Llámalo como quieras.
Lo que importa es que, en el caso de la infancia, estamos hablando no es solo de la capacidad de inventar historias o dibujar mundos fantásticos…
…sino también de la capacidad de resolver problemas, de pensar más allá de lo evidente, de encontrar soluciones cuando nadie más las ve.
Y, sin embargo, con el tiempo, la imaginación va perdiendo terreno frente a otras habilidades que parecen más "serias" o "útiles".
A veces, sin darnos cuenta, la apartamos en favor de la lógica, la memorización o la eficiencia.
Pero no podemos olvidar que la imaginación es la base del aprendizaje.
Es muy simple. Antes de que una criatura pueda aprender a leer o a escribir, necesita imaginar. Necesita hacer conexiones entre los signos y los sonidos, entre las palabras y las imágenes mentales que crean en su cabeza.
Sin imaginación, no hay comprensión, solo repetición.
Y esto no solo pasa con la lectura. La imaginación también está en la resolución de problemas matemáticos, en la capacidad de prever consecuencias, en la flexibilidad para encontrar caminos alternativos cuando uno no funciona...
La imaginación es el superpoder de la infancia que el mundo adulto intenta apagar. ¿Adrede? Quiero pensar que no, pero el efecto es el que es.
Lo curioso es que las personitas tienen una imaginación asombrosa. Si alguna vez has visto les has visto convertir una caja en una nave espacial o un palo en una varita mágica, sabes de lo que hablo.
Pero, a medida que crecen, muchas veces les enseñamos, sin querer, que imaginar "no es real", que "así no se hacen las cosas" y que "dejen de inventar".
Y así, poco a poco, la imaginación se va apagando.
Esto ya lo he contado en ediciones anteriores, pero me parece tan importante, que esto decidida a repetirlo hasta la saciedad.
La buena noticia: se puede (y se debe) alimentar la imaginación.
Si queremos que la imaginación siga viva, necesitamos darle espacio.
Deja que jueguen libremente, sin que todo tenga que tener un "propósito" o un "aprendizaje claro".
Anímales a hacer preguntas, incluso (y sobre todo) las raras, las que no tienen respuestas inmediatas. Y déjales que intenten encontrar o inventar las respuestas.
Permite que exploren, que experimenten, que fallen sin miedo.
Leed historias, cambiad los finales de los cuentos, imaginad "qué pasaría si...".
La imaginación no es un extra. No es un lujo. Es la base de la creatividad, del pensamiento crítico y de la capacidad de resolver problemas.
Es la habilidad que les ayudará en todo lo demás.
Y si alguna vez dudas de su importancia, recuerda esto: cada invento, cada avance, cada historia que ha cambiado el mundo empezó con alguien imaginando algo diferente.
Con cariño,
Eva María