¿Quieres criar a una personita obediente o una mente creativa?
Vale, igual la pregunta suena un poco trampa. Como si hubiera que elegir entre obedecer sin rechistar o ir en plan revolución rebelde con glitter. Pero te prometo que es una pregunta legítima.
Hay preguntas que parecen exageradas. Esta no.
Porque, aunque no siempre lo digamos en voz alta, lo cierto es que muchas veces esperamos que quien tenemos delante decida obedecer en lugar de cuestionar.
Que siga las normas sin replanteárselas.
Que repita y que invente.
Por pura comodidad, para qué nos vamos a engañar.
Y claro, luego nos preguntamos dónde se ha metido la creatividad...
Porque...
...atención....
Fomentar la creatividad tiene "efectos secundarios" con los que tendrás que aprender a lidiar.
Y uno de los más notables es que quienes piensan por su cuenta… lo hacen. Constantemente. Mucho.
Empiezan a lanzar preguntas raras.
Cuestionan hasta lo más evidente.
Se niegan a conformarse con el “porque lo digo yo”.
Y, hablando con honestidad, eso, como personas adultas, nos descoloca.
Porque estamos muy bien acostumbradas a tener la razón por defecto.
Es cómodo, es rápido y no requiere explicaciones.
Pero aquí va la cuestión de fondo: ¿qué tipo de persona queremos educar?
¿Alguien que siga instrucciones al pie de la letra o alguien capaz de plantearse si las instrucciones tienen sentido?
Yo lo tengo claro.
Tengo claro que quiero que escuchen, pero no a costa de ahogar su voz.
Tengo claro que quiero que respeten normas, pero también que aprendan a cuestionar las que son injustas.
Tengo claro que quiero que convivan en sociedad, pero sin dejarse arrastrar por lo que hace el resto solo porque sí.
Y para eso, hace falta creatividad.
La creatividad no es solo pintar en colores imposibles o inventarse cuentos con dragones y portales mágicos.
La creatividad es pensar diferente, buscar alternativas, atreverse a probar otras formas.
Y eso, en la práctica, no suele estar ligado a ser obediente. Tiene más que ver con inquietud, curiosidad y caos.
Eso sí: aviso.
Si te decides educar desde la creatividad, prepárate para conversaciones surrealistas, razonamientos “extraños” y argumentos que, aunque te cueste reconocerlo, tienen más lógica que los tuyos… o ninguna, a primera vista.
Pero también prepárate para ver cómo florece la autonomía, el pensamiento crítico y esa chispa que solo aparece cuando nace una idea.
Así que, si algún día dudas, recuerda esto:
Educar para la obediencia es más fácil. Pero educar para la creatividad es mucho más inspirador, transformador y valioso.
Con cariño,
Eva María